Rodolfo Cabral
Después de 10 meses trabajando en nuestra futura casa, con mi esposa nos mudamos y nos establecimos en el corazón del barrio de Piñeyro. Yo venía desde La Plata y después de haberme quedado sin trabajo, realicé varias actividades. Con los años llegó nuestro primer hijo, empecé a desarrollar la idea de una actividad que pudiera realizar desde mi casa ya que también sería yo quien me encargara de mi hijo mientras mi esposa se dedicaba a su trabajo formal. Así nació mi taller de serigrafía. Fue un camino autodidacta de prueba de error y después de varios años, me siento orgulloso de ser un reconocido serigrafista tanto por clientes como por mis colegas.