Liliana Beatríz Milanoff
Hace tres meses comprendí que necesitaba reconectar con una actividad artística para sentirme plena y feliz. Experimenté con muchos materiales del mercado, pero en la silicona combinada con cemento y madera encontré mi lugar. Así nació mi emprendimiento artesanal, familiar y autogestivo. Cada pieza la hago con dedicación, desde casa, enfrentando los desafíos diarios: acceder a buenos materiales, lograr que se valore el trabajo hecho a mano y sostenerme sin ingresos fijos. Pero a su vez, ser parte de la economía popular me da la libertad de crear, compartir y crecer colectivamente desde el trabajo digno.