Gabriela Mercedes Deza
Mi emprendimiento comenzó de casualidad hace poco menos de un año, mientras buscaba alguna actividad que me ayudara a desestresarme de lo cotidiano.
Un día, ordenando mi casa, encontré algunos accesorios rotos y, en vez de tirarlos, busqué la forma de arreglarlos. Ahí fue cuando todo empezó. Me di cuenta de que era una actividad muy relajante y que nunca había considerado como una posible herramienta para sentirme mejor.
Con el tiempo, esta actividad se volvió algo muy importante para mí, porque disfruto tanto del proceso como del resultado.
Además, hay algo muy especial: me une mucho a mi hija de 10 años. A ella le encanta acompañarme a las ferias de emprendedores, y compartir ese momento juntas es una experiencia hermosa.
Todo lo que hago es completamente a mano, con mucha dedicación. El proceso lleva tiempo y es fruto puro de mi creatividad.
La única contra es que todavía no puedo vivir solamente de esto, pero no pierdo las esperanzas. ¡Confío en que con esfuerzo y constancia, todo llega!.