Alicia Senger
Comenzamos este emprendimiento cuando nos quedamos sin trabajo, aprovechando la experiencia de mi marido, que trabajó muchos años como pizzero.
De ahí nació el sueño de tener algún día nuestra propia pizzería.
Con la pandemia decidimos dar el primer paso: empezamos vendiendo prepizzas y, poco a poco, nos animamos también con pizzas y empanadas.