Irma Lucia García
Este pequeño gran sueño comenzó en mi cocina: con las manos en la masa y el corazón lleno de ganas.
Siempre me gustó lo dulce, y un día decidí transformar esa pasión en algo más: un emprendimiento.
Empecé vendiendo pastafloras y budines caseros, hechos con recetas tradicionales, mucho amor y dedicación.
Al principio, vendía a conocidos y vecinos. Pero poco a poco, gracias a la confianza de quienes probaron mis dulzuras, fui creciendo.
Hoy, tengo dos negocios fijos donde llevo mis cosas dulces para ofrecer.