Aldana Roxana Soledad Sarmiento

Arranqué con esto en plena pandemia, cuando todo cerró y me quedé sin trabajo, con dos chicos a cargo. Entonces decidí empezar a hacer pan y rosquitas caseras.
Con el tiempo fuimos sumando más productos. No fue fácil: faltaba espacio, mercadería, herramientas… pero muy de a poco fui incorporando lo necesario.
Este trabajo también me permitió estar más presente con mis hijos, ya que puedo acomodar los horarios según sus rutinas.
No es fácil, sobre todo porque hago los envíos y, al usar la bicicleta, se complica los días de lluvia o cuando los pedidos son muy lejos.
Aun así, sigo intentando cada día, con ganas, esfuerzo y mucho amor por lo que hago.