Cristina Lejder
Trabajaba en un salón de fiestas infantiles y con esto de la pandemia, ésta fue una de las primeras actividades que cerró y de las últimas en abrir. Me tuve que reinventar y buscarle la vuelta para poder llevar lo mejor posible la situación actual. Comencé haciendo panes para mi familia, luego los empecé vendiendo a mis vecinos del edificio donde vivo, lo cual me facilitó un montón el tema de la publicidad. Cada vez esto fue creciendo más y después por recomendaciones arranqué a hacer prepizzas y pizzetas. Luego pusimos el día sábado para que mi marido haga los repartos en moto y estamos abarcando hasta Avellaneda con los envíos.