Laura Favaloro
Cuando mi esposo no pudo conseguir trabajo, se me ocurrió ponerme hacer camperas de polar. Nunca había hecho. Mis hermanas al enterarse me regalaron una máquina de coser y ahí agarré una campera mía y le saqué el molde e hice una, para luego ofrecerla. Una vecina que trabajaba en el cementerio le gustó y empezo a recomendarla. No me alcanzaban los días para hacerlas y ese invierno vendí 25 camperas de polar. De ahí en más, cuando me preguntaban si hacía algo les decía que sí, después de haber hecho las camperas me animé a todo. Al punto que hice un vestido de novia y de cortejo y hoy dedicarme más a lo que es decoración y blancos.