Daiana Altagracia Jaquet

El mariposario nació como una idea sencilla para compartir con mis hijas: una forma de conectar con la naturaleza y crear algo juntas. Con el tiempo, fue creciendo como un emprendimiento artesanal, familiar y autogestivo. Acompañó también mi propio proceso de transformación personal, un camino de regreso a lo esencial.
Sostenerlo no es fácil: implica aprender de todo, desde la producción hasta los envíos; equilibrar los tiempos con la maternidad, y adaptarse a los cambios en los costos y en los ritmos de venta. La economía popular muchas veces se construye así: con amor, pero también con mucho esfuerzo.
Hoy, mi emprendimiento ofrece productos hechos con dedicación y sentido: mariposarios, plantas nativas y remeras estampadas artesanalmente. Pero también es un servicio: acompaño procesos de crianza y aprendizaje, brindando recursos para escuelas, propuestas educativas y asesoramiento personalizado.