Luna Azul Morales
Mi vínculo con el arte inicia a mis 16 años cuando compañeros me compraban separadores de carpetas de mandalas. Pintaba con fibras y acrílicos. En plena pandemia, mi tía empezó a vender lámparas de sal y me contrató. Trabajamos tres años juntas, pero yo quería pintar a mi manera y a mi tiempo. Así que con mi último sueldo y dinero prestado, inicie lo que hoy en día es mi emprendimiento. Los primeros meses fueron fatales pero con dedicación y constancia se pudo.