Rosana Miriam Arias
Empecé este emprendimiento hace un año y medio, cuando tuve que buscar una actividad porque se me dormían las manos. Todo lo que hago es personalizado; no hay dos trabajos iguales. Si tengo que reemplazar algún material, siempre queda distinto. Me ayuda un poco mi esposo, cuando puede, ya que trabaja, y a veces también me da una mano mi sobrina.
Yo le dedico todo el día, salvo cuando tengo que ir al médico. Trato de trabajar con lo que tengo: madera, tela, resina, jabón, porcelana, frascos, puntillas, colorantes, arcillas, velas, etc. Pero a veces se complica, porque me faltan materiales y tengo que esperar a vender varias cosas o a que cobre mi esposo. En esos momentos se me dificulta bastante.